06 Jesús comienza su ministerio

Jesus comienza su ministerio

Jesús comienza su ministerio

( Marcos 1:14-15 )

¿Y qué hizo Jesús antes de empezar a predicar en Galilea? La tentación significó un profundo drama físico, emocional y espiritual ¿Se retiró a descansar? ¿Intentó pasar desapercibido por un tiempo? No, ni hubo desánimo ni hubo ociosidad.

 

 

 Jesus comienza su ministerio

 

El gran ministerio en Galilea (Mr 1:14 -9:50)

 

Introducción.

 

Marcos ha terminado la presentación de Jesús (Mr 1:1-13). Ahora, de manera inmediata, pasa a la segunda de las tres grandes partes en que divide este evangelio: “El gran ministerio de Jesús en Galilea”. El relato se extiende desde (Mr 1:14 -9:50). Se conoce así porque aunque el Señor viaja a regiones vecinas y desciende a Judea, el grueso de su ministerio se desarrolla en Galilea, lejos de las intrigas político religiosas de Jerusalén. Es un periodo de tiempo que durará aproximadamente dos años. 

 

Como explica el evangelista Mateo, se cumple una de las muchas profecías de Isaías sobre el Mesías (Is 9:1-2) (Mt 4:12-16).

(Mt 4:14-16) “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.”

 

Este territorio norteño de Israel, tenido en poco por sus hermanos de Judea y por los habitantes de Jerusalén, rodeado e influenciado por los gentiles, tuvo el privilegio de acoger en su seno al Salvador del mundo, y escuchar en sus plazas, calles y campos la predicación de Aquel que dijo: 

(Jn 8:12) “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” 

 

Inicio del ministerio en Galilea (Mr 1:14-15)

 

(Mr 1:14) “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,”

Como ya sabemos, nuestro Señor no empezó este largo tiempo en Galilea justo después del bautismo y la tentación, sino después del arresto de Juan el bautista por denunciar el pecado de adulterio de Herodes, rey de Galilea y Perea. Es decir, siguiendo el desarrollo según el evangelio de Juan, ha pasado casi un año entre la tentación y este viaje.

 

Jesús deja Judea y regresa a Galilea.

¿Y qué hizo Jesús durante todo ese tiempo? Ya vimos que la escena de la tentación significó un profundo drama físico, emocional y espiritual. ¿Se retiró a descansar? ¿Intentó pasar desapercibido por un tiempo? No, no fue así. No hubo ni desánimo ni ociosidad.

 

Predicando en Judea.

Concluida la tentación Jesús regresa inmediatamente al lugar donde Juan estaba bautizando (Jn 1:29) y comienza su ministerio. Aunque hará breves viajes a Galilea, el Señor centra su actividad principalmente en Judea (Jn 3:22). 

 

(Jn 3:22) “Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba.”

Fue durante este tiempo que, subiendo a Caná de Galilea, convierte el agua en vino (Jn 2:1-11), despues echa a los vendedores del Templo (Jn 2:12-16) y hace señales en Jerusalén (Jn 2:23-25), Nicodemo se reúne con el Señor (Jn 3:1-21), y predica por toda Judea (Jn 3:22). También el encuentro con la mujer samaritana ocurre al final de este periodo (Jn 4:2-3).

 

Jesús deja Judea y regresa a Galilea

 

¿Por qué deja Judea y regresa a Galilea? ¿Se asustó con lo que ocurrió a Juan el Bautista? ¿Tuvo miedo de Herodes?

 Aquellos que ven en Jesús a un maestro bueno se permiten jugar con estos razonamientos. Pero nuestro Señor nunca tuvo miedo de los hombres, y menos aún de un personaje como Herodes. De hecho se traslada desde Judea, región administrada por un gobernador romano, y por tanto una “zona segura”, hasta Galilea, un territorio gobernado por Herodes. 

 

Por otro lado, y como nos explica Lucas, este traslado a Galilea sucede bajo la dirección del Espíritu Santo (Lc 4:14). Nuestro Señor siempre buscó la gloria del Padre y realizar de forma eficaz la Obra encomendada.

(Lc 4:14) «Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.»

 

La continuidad entre el Bautista y Jesús.

Otra cuestión que llama la atención es por qué Marcos, al igual que Mateo y Lucas, pasan directamente del bautismo y la tentación al “gran ministerio en Galilea” saltando ese año.

 

No hay ningún misterio en este comportamiento. Si queremos saber que pasó en ese tiempo solo hay que leer el evangelio de Juan. Simplemente se trata de seguir un mismo hilo conductor o secuencia en el relato. Primero viene el precursor Juan el Bautista e introduce al Mesías, a Jesús. A continuación finalizado su ministerio, Juan es arrestado por Herodes, el relato se centra en la persona del Enviado. 

 

La predicación de Jesús

 

(Mr 1:14) “…Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, …”

Esta continuidad entre Juan y Jesús se ve también en esta frase: “Jesús vino… predicando el evangelio del reino de Dios”. Marcos presenta a Jesús retomando el mensaje en el punto donde Juan lo dejó (Mt 3:2).

 

Es frecuente escuchar a las personas acusar a Dios de desentenderse de nuestros males y dar la espalda a la miseria humana. Sin embargo estas palabras dicen justo lo contrario. Dicen que Jesús vino a Galilea predicando, es decir proclamando pública y sin excepciones, una buena noticia de parte de Dios. Esta buena noticia recibe el nombre de “el reino de Dios”.

 

El reino de Dios.

Esta expresión “el reino de Dios” no la inventó la iglesia Católica Romana, o los mal llamados “Testigos de Jehová”, ni el guionista de una película del año 2005. Solo en este evangelio el término aparece al menos en 15 ocasiones. 

 

Si sumamos los cuatro evangelios, y tenemos presente expresiones similares como “el reino de los cielos” o “el reino”, encontramos ¡más de 100 referencias! Estamos por tanto ante un tema central en la Escritura y de la predicación de Jesús.

 

El reino universal de Dios: En primer lugar, y en forma breve, es necesario recordar que nuestro Dios es Soberano sobre todas las cosas, su dominio es eterno y no tiene límites (Sal 10:16) (Sal 29:10) (Sal 93) (Sal 96:10) (Sal 146:10). Aún este mundo, que vive en rebeldía contra Dios y bajo el poder de Satanás, tampoco escapa a su control .

(1 Cro 29:11) “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.” (Sal 145:13) “Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu señorío en todas las generaciones.”

Sin embargo, no es este el sentido que la expresión “reino de Dios” tiene aquí. 

 

Es una referencia al reino mesiánico. En este caso, “Reino de Dios” hace referencia a la promesa divina, hecha desde la antigüedad, de intervenir en la historia de los hombres para reconciliarlos consigo mismo cambiando el corazón, desterrar la maldad, la injusticia, el sufrimiento e instaurar un reino de verdadera justicia, de paz, prosperidad y hermandad por medio de su Ungido, nuestro Señor Jesucristo (Gn 3:15) (Gn 49:10) (Is 2:4) (Is 11:1-9) (Is. 65:17-25). Se trata de restituir el Señorío de Dios sobre la creación caída y rebelde.

(Is 2:4) «Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.»

Por eso se trata de una buena noticia, un motivo de gozo. Tanto para los judíos como para el resto de la humanidad. Para los primeros era el cumplimiento de las promesas hechas a los antiguos, un tiempo de paz para servir a Dios en integridad: 

 

(Lc 1:72-75) “Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.”

 

Para el resto, es la respuesta al clamor de la creación desde que fue separada de Dios por causa del pecado; y al corazón agónico de la humanidad a causa de la frustración y esclavitud que también produce el pecado (Ro 8:19-21) (Ro 11:36).

 

“El tiempo se ha cumplido”

(Mar 1:15) “diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

En comparación con los otros evangelistas, Marcos es escueto a la hora de escribir las cosas que Jesús decía y enseñaba. Pero esto no significa que no sepa escoger las palabras del Maestro. 

 

“El tiempo se ha cumplido” significa que en el tiempo de Dios, el momento señalado desde la eternidad para realizar en el espacio/tiempo la Obra de la Salvación había llegado. La espera se había acabado.

 

“y el reino de Dios se ha acercado.” La persona del Rey Mesías, el Salvador, estaba allí. La oportunidad de formar parte de ese reino de esperanza y gozar de las bendiciones de Dios eran una realidad para ellos. 

 

Arrepentíos y creed en el Evangelio

 

Sin embargo había dos requisitos imprescindibles si querían participar de las bendiciones de Dios. El arrepentimiento y la fe. Pero no una fe cualquiera, sino fe en el Evangelio, es decir en la Persona y Obra de Jesús (Mr 1:1). 

 

De esta manera, señalando las condiciones para entrar en el reino de Dios, el Señor comenzaba una tarea impresionante. Por un lado corregir las distorsiones que sobre la verdadera naturaleza del Mesías y Su Obra se habían hecho populares entre los judíos. Por otro explicar los tiempos de Dios hasta establecer el reino visible.

 

Ellos esperaban un Mesías guerreo y victorioso, que expulsaría de forma violenta e inmediata al invasor romano, y un lugar de privilegio por el hecho de ser descendientes de Abraham. Sin embargo, el programa divino en nada se parecía a estas ideas. La prioridad de Dios era solucionar de forma definitiva el problema del pecado y la rebeldía del corazón humano. Esto implicaba la Obra de la Cruz, la muerte del Mesías como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

(Mr 10:45) “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

 

Conclusión

 

Pero volvamos a la predicación de Jesús. El resumen que hace Marcos terminaba con esta exhortación: “arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Mr 1:15).

Unas palabras que forman parte imprescindible de nuestra predicación en todos los tiempos. Para que una persona pueda experimentar la buena obra de Dios , son necesarias dos cosas:

 

“Arrepentimiento”. Esto es más que remordimiento, es reconocer nuestra condición de hombres y mujeres pecadores, impotentes para obrar conforme a la voluntad de Dios, y necesitados de un Salvador (alguien que obre a nuestro favor).

 

y “fe”. Cuando la Biblia pide “creer” no se está hablando de ser una  persona “positiva” o “espiritual” porque se tiene mucha fe en algo. Se trata de creer el Evangelio, de confiar plenamente en la provisión de Dios para el pecado y para la humanidad, es decir en la persona y la Obra de nuestro Señor Jesucristo. Identificarnos con Jesús, muerto por nuestros pecados, y recibir el perdón y la nueva vida que Dios da a los que confían en su Hijo.

 

(1 Tim 2:5-6)  “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos…”

Querido amigo, ¿Has experimentado esto? Arrepentimiento y fe para perdón de pecados y Salvación por Jesús. Tal como prometió, un día Jesús volverá en gloria para cumplir sus promesas de reinar físicamente sobre esta tierra en justicia y paz. Pero entre tanto, Él vive en los corazones de todos aquellos que se arrepienten y creen en Él; hace realidad en sus vidas las bendiciones espirituales de este reino de paz (Ez 36:25-27) y recibe a los suyos en la casa del Padre.

 

Natanael Leon