64 LOS LABRADORES MALVADOS

 Los labradores malvados

Jesús reivindica su autoridad.

(Mar 12:1-12)

Introducción: Propósito y enseñanza de la parábola.

Como anticipamos en el último estudio, el encuentro de Jesús con las autoridades judías en el templo no terminó cuando estos eludieron responder a Jesús. A continuación pronunció tres parábolas en atención a ellos. De las tres, Marcos selecciona una, la conocida como los labradores malvados. No fue una decisión al azar sino guiada por el Espíritu. Observemos:

Con esta parábola Jesús responde a la cuestión de la autoridad que los judíos plantearon en el relato anterior (Mr 11:28). “Teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos” (Mr 12:6).

La parábola tiene un aspecto profético. Jesús anticipa no solo el rechazo sino la muerte que sufrirá a manos de los judíos. “Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.” (Mr 12:7) (Mr 10:33,34).

Anticipa las consecuencias que este rechazo “Vendrá, destruirá a los labradores, y dará su viña a otros.” (Mr 12:9).

Anuncia el triunfo final del Señor, su reivindicación como Mesías, “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo” (Mr 12:10).

Y finalmente la parábola es una tremenda lección sobre la responsabilidad del hombre frente a Dios. Por un lado, ignorar la paciencia de Dios que nos llama al arrepentimiento tiene consecuencias (Ro 2:4,5), por otro, los creyentes somos responsables por lo que hacemos con nuestras vidas. Hemos recibido del Señor la tarea de trabajar en Su viña. ¡El Señor espera fruto en nosotros! Vivir ignorando esta realidad espiritual trae grave pérdida (Ap 2:5). ¿Sabemos cuál es la primera área de la viña en la que debemos trabajar? Nuestras vidas (Gá 5:22,23).

Un hombre plantó una viña.

(Mr 12:1) “Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.”

La viña es una plantación de vides, en este caso para elaborar vino. El vallado es un muro que marca la propiedad y la protege. El lagar es donde se pisa la uva para extraer el mosto. Y la torre un elemento de seguridad y abrigo para los labradores, y un lugar para almacenar.

Estas palabras de Jesús debieron sonar tremendamente familiares a los judíos. Hace cientos de años el profeta Isaías usó la viña para anunciar el juicio de Dios sobre la nación a causa de su rebeldía (Isaías 5:1-7). También aparece en el Salmo 80:14-19, un ruego a Dios para que tenga compasión y restaure la viña (el pueblo) asolada.

Sin embargo aquí Jesús le da un enfoque diferente e introduce cambios. En ambos casos el dueño de la viña es identificado claramente con Dios. Sin embargo, mientras que en Isaías el problema era que la viña no daba buen fruto, una referencia a Israel, aquí el problema no es la viña sino los labradores que no quieren entregar el fruto. Respecto a los labradores, Isaías tampoco los menciona, pero no es difícil identificarlos con los dirigentes del pueblo. En diferentes ocasiones se les presenta como guardianes fracasados que la explotan y arruinan (Is 3:14) (Jer 12:10). Posiblemente también debiéramos incluir aquí al pueblo que siguiendo a sus líderes se habían desviado y corrompido. Por eso sufren el mismo destino*. Los siervos tampoco aparecen en Isaías, pero era conocido que representan a los profetas (Jer 7:25-26; 25:4).

¿Pero saben cual es el elemento verdaderamente novedoso que Jesús introduce? La persona del hijo amado. Pero los oyentes no tendrán problemas en identificarlo y entender cómo Jesús lo aplica a sí mismo. ¿Y qué de la viña? Si no representa al pueblo ¿Qué representa? Esto lo veremos después.

Seguimos. Esto de preparar una finca y entregar la explotación a otros, pactando las condiciones, era una práctica conocida en Israel, en especial en el norte, en Galilea y alrededores.

(Mr 12:2) “Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña.”

Llegado el momento, igual que en la parábola de Isaías, el dueño quiere disfrutar de los frutos de su viña. Ha invertido mucho en ella. Y envía a uno de sus siervos. La palabra para siervo es doulos, generalmente esclavo, alguien totalmente dedicado al servicio de su Señor. Por tanto no va con autoridad propia sino investido con la autoridad del amo.

(Mr 12:3) “Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías.”

Este es el momento en que los labradores empiezan a mostrar su condición malvada. En vez de cumplir con su parte del trato se rebelan contra el dueño,  deciden quedarse con el fruto y no dar cuentas a nadie. Además maltratan al siervo, lo que equivale a un desafío directo al dueño.

El amor y la paciencia de Dios.

Y en este punto, empieza lo que sería la parte más extraña de la historia. Jesús comienza a destacar la paciencia y la gracia del dueño, que no es otra que una ilustración de la paciencia y la misericordia de Dios con Israel y con toda la humanidad. En vez de actuar inmediatamente contra los ofensores, que es lo que todos hubieran esperado, les envía otro siervo. Está dispuesto a darles una nueva oportunidad. ¿Qué pasará con los labradores? ¿Rectificarán?.

(Mr 12:4) “Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado.”

Y cuando cualquiera pensaría que la paciencia del amo estaría agotada, de forma incomprensible, el dueño decide insistir en reconciliarlos consigo. Y les ofrece no solo otra oportunidad, sino otra y otra más:

(Mr 12:5) “Volvió a enviar a otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros.”

Estos detalles no aparecen en Isaías, pero resumen lo que fue la actitud de Dios con su pueblo, soportando pacientemente sus desprecios mientras los llamaba a la conversión, y la experiencia de aquellos siervos de Dios, los profetas. (1º R 19:10) (2º Cr 36:15,16).

Y aquí introducimos un punto de reflexión: ¿Qué pueden esperar los siervos de Dios de este mundo? ¿Qué debe esperar un creyente fiel? Yo creo que todos nos alegramos cuando un cristiano, en virtud de su trabajo y testimonio obtiene algún reconocimiento, o cuando los creyentes aportan algún logro que beneficia al prójimo. Pero aunque en el mundo haya personas que actúen con sensatez y sin prejuicios son los menos, y no son reconocimientos ni honores lo que debemos esperar y menos buscar. Nuestro Señor advirtió de ello (Jn 15:18-21). Desprecio, burlas, persecución e incluso en ocasiones la muerte como consecuencia de nuestra identificación con Cristo. 

Como dijimos al comienzo, los judíos podían identificar los personajes, la situación, pero a dónde quería llegar Jesús. Al fin y al cabo, ellos no eran como los antiguos que mataron a los profetas, estaban convencidos de su propia justicia ante Dios, en la misma situación no matarían a los profetas (Mt 23:29-30). La comparación no era justa. La narración continúa.

Lo real de lo irreal.

(Mr 12:6) “Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.”

¿A quién representa este hijo suyo, amado, que es enviado? Sin duda tiene que ser a uno con mayor dignidad que los profetas, los siervos en la parábola.  ¿Quién podía ser entonces? Solo queda uno. Es una referencia inequívoca al Mesías prometido por Dios. Y los oyentes lo entenderían con facilidad.

En conclusión, en la parábola el Señor se identifica con el Mesías. Él es el hijo único y amado del dueño de la viña, y con esa autoridad vino, enseñó y actuó entre ellos (Mr 1:11) (Mr 9:7) (Jn 3:16) (Jn 1:9-11). He aquí la respuesta a la pregunta “Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas?” (Mr 11:28). La siguiente es, y ahora que tienen su respuesta, qué harán con Jesús. Qué pasará con aquella convicción “nosotros no somos como nuestros padres”. La parábola continúa y nos desvela el desenlace.

Pero antes, un paréntesis. Algunos tachan la parábola de irreal, una elaboración posterior de la iglesia y por tanto no auténtica de Jesús. Al menos no de esta forma. Por un lado porque abundan las alegorías, el simbolismo, y eso no es propio de las parábolas. Por otro lado, porque no encuentran lógico el comportamiento del dueño de la viña.¹. Después del primer desprecio, ¿por qué enviar más siervos? Después de los desprecios sucesivos, ¿Por qué enviar a su único hijo? Eso no tiene sentido. ¿Puede alguien ser tan ingenuo como para enviar a su hijo pensando que así arreglaría el problema?². A este respecto, apuntamos tres cosas:

1º. Respecto a las alegorías, la parábola sigue el modelo del Canto de la viña de Isaías (Is 5:1-7). Era de esperar por tanto que estuvieran presentes.

2º. Que las parábolas están tomadas de escenas de la vida real no significa que no puedan introducir elementos “ilógicos” con un propósito de enseñanza. Los rabinos lo hacían, y Jesús lo hizo. Por ejemplo, el elogio al mayordomo injusto (Lc 16:8), o el perdón de la enorme deuda a un siervo (Mt 18:24-27).³ 

3º. Por otro lado, ¿hay algo más irreal, en el sentido de fuera de toda lógica, y sin embargo verdadero, que la paciencia de Dios frente a una humanidad rebelde? (2ª de Pd 3:9). ¿Hay algo más inverosímil, pero cierto, que el hecho de que Dios mismo enviara a Su Hijo a dar su vida en favor de aquellos que le aborrecen? Y lo hizo (Jn 3:16-17).

En definitiva, este comportamiento irreal del dueño de la viña se corresponde con el actuar fuera de toda lógica pero auténtico de la gracia de Dios (Ro 5:7,8) (1ª Jn 4:10). Paradójicamente, lo irreal de la narración es la evidencia más palpable de su realidad. (1ª Tim 2: 3-6).

Rechazo y muerte del Hijo.

(Mr 12:7-8) “Más aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña.”

Es posible que al ver al hijo pensaran que el dueño había muerto o estaba muy enfermo. ¿Qué necesidad de seguir peleando por el fruto? Muerto el heredero la viña queda sin dueño y legalmente pasaría a sus manos. Hay que tener pocos escrúpulos para plantearse algo así , pero ellos sin dudar lo mataron.

A la pregunta ¿Qué harán ellos, los judíos, con Jesús? El Señor anticipa la respuesta. Confirma públicamente lo que dijo a los discípulos en privado (Mr 10:33-34). Mostraron que no eran diferentes a sus antepasados. Tenían el mismo corazón de incredulidad (Hch 7:52).

Enfrentarse a Dios tiene consecuencias.

(Mr 12:9) “¿Qué pues hará el Señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros.”

Hasta ahora conocemos al dueño de la viña como “el hombre que la plantó”, y que se ha destacado su paciencia y amor. Pero ahora se le llama el SEÑOR, Kyrios, de la viña. Se destaca autoridad y poder. Estos labradores confundieron la gracia con la debilidad y se ensoberbecieron actuando como dueños. Algo muy propio del corazón rebelde de los seres humanos. Pero se equivocaron. Agotado el tiempo de la gracia, el Señor de la viña muestra su justa indignación y llega el juicio. Este juicio tiene dos partes 1ª. “Vendrá y destruirá a los labradores”. 2ª. “y dará su viña a otros”.

“Vendrá y destruirá a los labradores”.

En general los expositores coinciden en señalar la fuerza del verbo que se usa para describir el juicio, destruir, apolumi, y no dar muerte. Se suele señalar al año 70 d. C. como el momento de su cumplimiento. Cuando los ejércitos romanos conquistaron Jerusalén, el templo se quemó, dieron muerte a cientos de miles de judíos, y demolieron la ciudad incluyendo el templo, desmontando las piedras (Mr 13:1-2). Por cierto, el sumo sacerdote Ananías fue ajusticiado por sus compatriotas acusado de colaboracionista, porque quería un acuerdo con los romanos. Los líderes de la rebelión que sobrevivieron fueron capturados, llevados a Roma y ejecutados.

Dicen que Tito, el general romano, se negó a aceptar una corona de la victoria decretada por el Senado de Roma, ya que «no hay mérito en derrotar un pueblo abandonado por su propio Dios».

“y dará su viña a otros”.

Pero las consecuencias no terminan ahí, dice además “y dará su viña a otros”. Mateo repite dos veces esta parte de la sentencia con estas palabras: “y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.” (Mt 21:41) y “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mt 21:43).

La enseñanza inmediata es que ni los planes de Dios ni Su Obra se detienen por causa de los hombres, ni por la incredulidad ni por la infidelidad. De hecho la incredulidad de Israel y sus dirigentes fue el medio usado por Dios para llevar a cabo la Obra de la Salvación y extender la buena noticia del Evangelio  a todos los hombres.

Y ahora entramos en la parte más difícil de la parábola. Hay dos cuestiones por contestar ¿Con qué identificamos la viña? y ¿Quiénes son los otros?

La viña: el proyecto de Dios para este mundo.

A diferencia de Isaías, aquí la viña no es destruida sino que es el objeto de disputa. Es buena, es preservada y dada a otros. Por tanto el Señor no la usa como símbolo de Israel⁴.. ¿Con qué la identificamos?

A la luz de Mateo 21:43 “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros,…” la conclusión es que ahora la viña se refiere al Reino de Dios.⁵ Hasta aquí, el privilegio de manifestar el Reino de Dios en medio de este mundo rebelde, y dar a conocer Su benignidad y Su justicia, correspondía al pueblo de Israel. Ellos eran los mediadores del proyecto de Dios⁶ para la humanidad. Pero a causa de su incredulidad esta posición de privilegio⁷ sería traspasada a otros.

Los otros labradores.

La siguiente cuestión es ¿Y quiénes son los otros que reciben la viña, esta gente llamada a producir los frutos del Reino? Carballosa señala dos posibilidades⁸:

  1. “Una referencia a una futura generación de la nación de Israel, concretamente, la generación que estará en la tierra cuando venga la consumación de la era presente con la tribulación y la Segunda Venida del Señor Jesucristo”⁹. La clave está en traducir ethnos, “a gente” en (Mt 21:43), “a otros” en (Mr 12:9) como generación.
  2. Una referencia a la Iglesia. La enseñanza sería que esta posición de privilegio respecto al reino de Dios, es decir de anunciar el Evangelio y mostrar Su gobierno a este mundo, es ahora tarea de la Iglesia (gentiles y judíos hechos uno en virtud de la Obra de Jesús).
  3. Una tercera posibilidad sería una referencia a Jesús y los apóstoles, “que asumen el liderazgo del pueblo de Dios que anteriormente correspondía a los líderes religiosos.”¹⁰.

Respetando las diferentes opciones, las cuales son mantenidas por buenos expositores bíblicos, la segunda posibilidad, una referencia a la iglesia, parece la más probable. Cuando Mateo dice que el reino será dado a gente que produzca los frutos de él” utiliza el término ethnos, es decir nación o pueblo. Es el mismo que después Pedro usa para referirse a la Iglesia en 1ª P. 2:9 escribe: “mas vosotros sois… nación santa,…”. Por otro lado hace justicia a la enseñanza de Pablo en Romanos 11. Leamos Ro 11:17-20. Los judíos son las ramas naturales de este olivo que representa el Reino y sus promesas, pero han sido desgajados y otros ocupan el lugar de privilegio.

Israel desechado ¿Hasta cuándo?

Esta pregunta es pertinente porque nos recuerda que si bien el texto se refiere a la iglesia, también es verdad que Israel no ha sido desechado para siempre (Ro 11:25-28) (Zac 12:9-10). En este sentido es interesante darnos cuenta de la doble respuesta que Pablo da a la pregunta ¿Ha desechado Dios a su pueblo? (Ro 11:1).

Empieza afirmando que tal cosa no ha sucedido, ¿por qué? porque él mismo, al igual que miles de judíos, se han convertido a Jesús. Estos forman parte de un remanente fiel en medio del Israel étnico. (Ro. 11:1-5). Junto con los gentiles son parte de la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios. Pero al llegar al verso 25 Pablo amplía la respuesta. Este endurecimiento parcial de Israel acabará con la plenitud de los gentiles, “y luego todo Israel será salvo, como está escrito.” (Ro 11:25-29). Pablo anticipa un nuevo tiempo de relación de Dios con su pueblo étnico, pero ahora convertido al Señor.

Estas cosas son importante porque:

  • Significa que la iglesia no ha venido a ocupar el lugar de Israel, son dos realidades diferenciadas, y que todas sus promesas no son traspasadas espiritualmente a la iglesia.

  Ayuda a desechar el uso injusto que se ha hecho de la parábola, para justificar la persecución del pueblo judío por parte de los “cristianos”. Han sido desechados por asesinar al Mesías, un pueblo que tras la venida y rechazo del Mesías carece de propósito, incluso que el único propósito que tienen es para mostrar la ira de Dios. Deben desaparecer o ser forzados a la conversión.

Un llamado a la humildad

Ahora bien, el verso 20 es interesante para nuestra exposición: “Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.” (Ro 11:20). Que los gentiles, en este caso la iglesia, asuma la posición de privilegio que tuvo Israel en cuanto a administrar el Reino de Dios, predicar la Salvación y su beneficios en esta presente dispensación, no significa que no debemos rendir cuentas de nuestra labor. Hemos sido especialmente capacitados por Dios mediante la regeneración, la obra del Espíritu Santo para llevar fruto. La iglesia que actúa en infidelidad puede ser removida de su lugar (Ap 2:5).

Y así termina la parábola. Con el castigo de los malvados. Un final donde la “justicia triunfa y los malos reciben su merecido.”

El triunfo del Hijo.

Pero hay más, porque este final no se corresponde con los planes de Dios para con su Hijo, ni con lo que el mismo Jesús anunció respecto a su muerte. ¿Recuerdan? “… y le matarán; mas al tercer día resucitará.” (Mr 10:34).

A continuación y como colofón a la parábola, Jesús menciona dos versos del Salmo 118 referidos a la piedra desechada por los edificadores, y los aplica a Su persona, anticipando así Su triunfo final (Salmo 118:22-23). Hay un evidente cambio de imagen, pasamos de la agricultura al mundo de la construcción.

(Mr 12:10-11) “¿Ni aún esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?”

Este “¿Ni aún esta escritura habéis leído…?” es retórico. Claro que la habían leído, pero no entendían porque interpretan conforme al interés propio. Un ejemplo de cómo los prejuicios nos impiden entender la Palabra  y oír Su voz.

Breve referencia al Salmo 118.

El Salmo 118 es un precioso canto de acción de gracias por la Salvación de Dios con su pueblo. Aunque la fecha en que se escribió es incierta, el contexto hace mención de alguna ocasión en la que este se vio superado por sus enemigos, sufriendo la burla, el desprecio, y eran considerados como “menos que nada”. Sin embargo Dios interviene a su favor, los salva y les coloca en un lugar de preeminencia frente a sus enemigos.

Era uno de los salmos que se cantaban en diferentes ocasiones festivas en Israel, en tiempos de Jesús. De hecho Jesús lo cantó antes de salir camino del huerto de Getsemaní (Mr 14:26). Los versos 25 y 26 eran el grito de las multitudes cuando Jesús entró en Jerusalén para dar inicio a la semana de pasión (Mr 11:9-10).

Esta referencia a la piedra desechada y el llamado a sacrificar con gozo (118:27), favorece la idea de que el salmo esté relacionado con el regreso del exilio babilónico, la reconstrucción de Jerusalén, sus muros y en especial el Templo y su inauguración (Esdras 6:15-17).

La piedra desechada.

Volviendo a la enseñanza de Jesús y el uso que hace de estas palabras: El hijo amado que fue muerto es ahora la piedra desechada y los dirigentes del pueblo  los edificadores. La ilustración es muy hermosa.

Mientras se construye el edificio, los albañiles van escogiendo piedras y colocando en su lugar. Pero en el proceso se tropiezan con una que por su aspecto no inspira confianza, y después de examinarla una y otra vez la tiran a la escombrera. Es inútil. Este es el resumen de la experiencia del Señor Jesús en manos de los judíos. Después de oírle, de ver sus señales, y examinarle una y otra vez, lo rechazan y lo entregan para ser crucificado (Is 53:2,3).

Cabeza del ángulo.

Pero ahora ocurre algo sorprendente. La construcción no puede continuar. El arco o la bóveda principal no se pueden concluir porque falta la piedra central que la sostiene. Este parece ser el sentido aquí, se habla de una piedra cabeza (kefale) de ángulo. Hasta que al final alguien se da cuenta que la piedra estaba allí, pero ellos la habían desechado. La piedra desechada se convierte así en cabeza del ángulo, permitiendo culminar la edificación.

El Hijo vindicado.

¿Cuándo es vindicado el Hijo y, siguiendo con la ilustración, colocado como la cabeza del ángulo? (Is 52:13). Esto sucede cuando Dios resucita al Hijo (Hch 4:9-11) (Hch 2:36) (Ro 1:4).

La frase “el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos” nos recuerda que por encima de los constructores hay un arquitecto Divino. “Es el Señor Dios el que está dirigiendo los sucesos de la Pasión del Mesías y será quien lleve a cabo su reivindicación”¹¹.

El establecimiento de un nuevo templo.

Continuamos con una pregunta que nos introduce en un tema relevante: ¿Es significativo que la cita del Salmo 118 sobre la cabeza del ángulo sea hecha en el templo de Jerusalén? ¿Se está presentando Jesús como la piedra principal de un nuevo templo espiritual en contraste con el templo de Jerusalén? En vista del juicio de la higuera, la parábola de los labradores malvados y la referencia posterior a la destrucción del templo, parece que sí es significativo.

La cita de Pablo en Efesios 2:20-22 apunta en esta dirección. Jesucristo es la principal piedra del ángulo sobre la que descansa el nuevo templo de Dios, que es la iglesia, formado tanto por judíos como por gentiles. “Piedra angular en el sentido de basamento, orientación y cúspide de la Iglesia (Ef 2:20-22)”¹².

Dos puntos llaman la atención. 1º. Que después de señalar a los apóstoles y profetas como quienes han puesto el cimiento de la Iglesia, en el sentido de establecer sus principios y doctrina, enseguida recuerda que sin embargo la principal piedra es Jesucristo mismo, ningún hombre ni institución puede ocupar su lugar (1ª Co 3:11). 2º. Que de la misma forma que en la piedra de ángulo descansan dos muros y esta los une como parte de la misma edificación, así judíos y no judíos somos un solo pueblo en Cristo (Ef 2:14-16).

La piedra angular en el Nuevo Testamento.

La referencia a Jesús como piedra desechada y angular (Sal 118:22,23), junto con las referencia de Isaías a la piedra de tropiezo (Is 8:14,15), y la piedra fundacional, probada y preciosa (Is 28:16), se convirtió en uno de los temas más importantes de la iglesia primitiva. Está presente en (Hch 4:11) (Ro 9:33; 10:11) (1ª Co 3:11) (Ef 2:20-22) (1ª P 2:4-8).

Este último (1ª P 2:4-8) es significativo porque recoge las tres referencias a la piedra que hemos señalado en el AT. Observemos: 1ª P 2:6-8: “Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en Él, no será avergonzado.” (Is 28:16). “Para vosotros, pues los que creéis, Él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo;” (Salmo 118:22,23) “y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la Palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.” (Is 8:14,15).

La misma piedra que sirve al creyente de apoyo firme (Él es precioso), se vuelve causa de tropiezo y ruina para el incrédulo. La frase, “a lo cual fueron también destinados” merece una breve explicación, pues parece que está enseñando que algunos han sido predestinados a desobedecer y condenarse. Pero no es este el sentido. Este destino no se refiere a personas individuales, sino al colectivo de los que rehúsan creer. La idea sería que, de la misma manera que Dios ha establecido que todo aquel que creyere en Él, no será avergonzado, también ha establecido que los que rehúsan creer tropiecen en Él. El destino de los tales es ser juzgados y condenados por el mismo evangelio que han rechazado (Jn 3:36) (Pr 16:25)¹³.

Conclusión.

(Mr 12:12) “Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.”

Ahora sí que la comisión enviada por el sanedrín se va, y con la mochila llena. No pueden decir que el Señor no tomó interés en ellos ni les advirtió solemnemente. Pero las disputas no terminaron. Todo el día estuvieron enviando mensajeros para desacreditarle. El odio cegaba sus corazones. Y como en la parábola, se reafirmaron en su voluntad de deshacerse de Él. Todo era cuestión del momento oportuno y de evitar a la multitud de peregrinos.

 

NOTAS:

* Cuando Jesús pregunta a sus discípulos ¿Y quién dicen los hombres que soy yo? ninguno le identifica como el Mesías prometido (Mr 8:27,28). Y cuando quieren hacerle rey, están pensando más en la satisfacción material y personal (Jn 6:14,15,26). No existe entre el pueblo la conversión que demandó Juan el bautista para preparar el camino del Señor (Mt 3:1-3).

¹Estas críticas a la parábola las recoge, argumentando a favor de su historicidad, Mark L. Strauss en Marcos, Comentario Exegético-práctico del Nuevo Testamento. Pág. 543-544. Editorial Andamio.

²Ídem. Página 547.

³Ídem. Página 544. Nota 9 a pié de página.

La viña no debe ser identificada en este caso, de forma ligera como una referencia a Israel. Ver El Evangelio de Marcos, análisis lingüístico y comentario exegético. Pág. 177, 178. Vol. III. Por Juan Mateos y Fernando Camacho. Editorial Ediciones Almendro y Fundación Épsilon.

Evis Luis Carballosa escribe: “La identidad de los protagonistas de la parábola no es difícil de reconocer: la viña representa el Reino de Dios, es decir, el Reino mesiánico. Aquellos a quienes la viña es quitada son los dirigentes, quienes a su vez, representan a la nación de Israel. La mayordomía del Reino será quitada de la nación, parece ser la enseñanza.” Mateo. tomo II. La revelación de la realeza de Cristo. Pág.255. Editorial Portavoz.

⁶La viña como el proyecto de Dios. El concepto lo encontramos en El Evangelio de Marcos, análisis lingüístico y comentario exegético. Vol. III. Por Juan Mateos y Fernando Camacho. Editorial Ediciones Almendro y Fundación Épsilon. Pág. 179, 189.

⁷La viña en relación con la posición de privilegio de Israel, ver W. Hendriksen El Evangelio Según San Marcos. Comentario del Nuevo Testamento. Pág. 487 Editorial SLC (Subcomisión Literatura Cristiana).

⁸Evis L. Carballosa. Diferentes posibilidades para “otros”. Mateo. Tomo II. La revelación de la realeza de Cristo. Pág. 255, 256. Editorial Portavoz.

⁹Es decir, “Debido a su rechazo, esa generación de Israel jamás sería capaz de experimentar el reino de Dios,… No obstante, una futura generación sí responderá con fe salvífica a este mismo Mesías (Ro 11:26-27) y a ella le será dado el Reino.” ver El conocimiento Bíblico. Un comentario expositivo. Tomo I. Pág. 85. Editorial ELA.

¹⁰Vine en su diccionario de palabras griegas, al referirse a la palabra ethnos, nación o pueblo, en referencia a Mateo 21:43 añade: “La referencia es a Israel en su condición restaurada;”. Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Pág. 579. Editorial Caribe.

¹¹Mark L. Strauss. Ver obra citada, página 548. Editorial Portavoz. También Adam Clarke escribe: “la entregaré al cuidado de nuevos viñateros, los evangelistas y los apóstoles. Bajo su ministerio, multitudes fueron conducidas a Dios antes de la destrucción de Jerusalén.” Comentario de la Santa Biblia. Tomo III Nuevo Testamento. Pág. 99 (Compendio de la obra original en inglés). Editado por La Casa Nazarena de Publicaciones.

¹²Mark L. Strauss en Marcos, Comentario Exegético-práctico del Nuevo Testamento. Pág. 549. Editorial Andamio.

¹³Escribe S. Pérez Millos, “Jesucristo aquí es base fundamental de sustentación del edificio que es la Iglesia, esquina angular que marca la verticalidad y orientación de la Iglesia y corona coordinante y de mantenimiento como piedra principal. De otro modo, la Iglesia se presenta como fundada sobre Cristo, orientada en Cristo y coronada por Cristo.” Comentario Exegético al Texto Griego del N. T. Efesios. Pág. 183. Editorial Clie.

¹⁴“Pedro no dice que Dios predestinó a ciertos seres humanos a la incredulidad y a la desobediencia, sino que él determinó cuál sería el destino eterno de los que rechazaran en desobediencia su oferta de salvación por Jesucristo.” Eugenio Green. 1ª Pedro y 2ª Pedro. Comentario Bíblico Hispanoamericano. Pág. 131. Editorial Caribe.