NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS

“NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS”

(Salmo 103:2)

Una invitación a alabar a Dios.

Un salmo que de principio a fin invita a la alabanza a Dios, empieza con un “Bendice, alma mía, al Señor,” (103:1) y después de exhortar “bendecid al Señor” en varias ocasiones termina con otro “Bendice, alma mía, al Señor”. ¿Hay motivos para ello? El escritor del Salmo  encuentra al menos tres para “no olvidar” y “ser agradecido” delante de Dios:

1º. Las bendiciones personales: Como Dios obra en su vida: vers. 1-5.

2º. La bondad de Dios para con todos los hombres: vers. 6-10. 

3º. La bondad de Dios con los que le temen: vers. 11-18.

Un autor escribía, y creo que con razón, “Cuanto mejor sería si este salmo fuera cantado hoy día en lugar de algunos himnos modernos que tienen muy poco de escriturales y menos de valor espiritual.”

El peligro de olvidar.

Según  el diccionario la palabra “olvidar” significa: “dejar de tener en la memoria algo sabido; dejar de sentir afecto o cariño por algo querido; no tener en cuenta”.

– En muchas ocasiones olvidar es bueno. Más de una vez el consejo del amigo, e incluso del médico, es algo así como: “debes olvidarlo, tienes que pasar página y seguir adelante”. De hecho el mal emocional e incluso físico que muchas personas vienen arrastrando es porque son incapaces de olvidar (no pueden o no quieren) y esto las marca negativamente.

– Pero en otras ocasiones olvidar es malo, y las consecuencias son negativas. Por ejemplo cuando pasamos por alto el bien que otros nos han hecho. A veces nos centramos en un desaire, en una mala experiencia, que nos olvidamos del sacrificio, del esfuerzo, la paciencia, el cariño que han tenido con nosotros quizás a lo largo de nuestra vida.

La consecuencia de este “olvidar” (lo bueno para recordar lo desagradable) suele ser que nos volvemos personas amargadas, desagradecidas e incluso desequilibradas emocionalmente. Los amigos se van quedando por el camino y cada día estamos un poco más solos. 

Es precisamente este aspecto negativo del olvido, el ser desagradecido, el tema que el salmista tiene presente aquí: “Bendice, alma mía, al Señor, y NO OLVIDES ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2). Y es que no solamente padecemos de este “olvido negativo” con otras personas, sino que muchas veces nos ocurre también con Dios.

El salmista no quiere que eso ocurra en su vida. A continuación vamos a deternernos en esas “bendiciones personales”, cinco en total, y tratar de sacar una enseñanza para nuestras vidas.

La bondad de Dios con el salmista: el perdón.

“Él es quien perdona TODAS TUS INIQUIDADES” (ver. 3 a.)

“Iniquidad” es sinónimo de pecado, pero le añade el matiz de voluntariedad. Otra buena traducción podría ser “tus rebeliones”.

El salmista, el rey David, conoce la santidad de Dios y también sabe que es el Juez Justo. Sabe que el pecado es ofensa contra Dios y que merece castigo. Pero lo hermoso es que junto con su Justicia, también conoce la misericordia de Dios, le conoce como “Aquel que perdona”. Y no en forma teórica, con la mente, sino que lo ha experimentado en forma muy real en su vida y bajo ningún concepto quiere olvidarlo.

Esta es una buena noticia para nosotros hoy en día: “En Cristo, por medio de su muerte en la cruz, hay perdón para el pecador arrepentido”. Por tanto, ¿Has experimentado el perdón de Dios, que es por medio de Jesús, en tu vida?

La Palabra de Dios habla de perdón para TODOS LOS PECADOS: los más ocultos, los más inconfesables, los más horrendos, pero también para aquellos que son consentidos por la sociedad, que no por Dios. Ahora bien, lo que no debemos pensar es que el “perdón de Dios” sea algo de poco valor, algo que puedes usar de manera caprichosa. “Es que Dios es así” No. ¡Es perdón comprado a precio de sangre, la sangre de Jesús!

Fue necesario que primeramente el Hijo de Dios muriese en tu lugar, ocupando tu lugar ante el juicio de Dios: “el Justo por los injustos”. Por tanto mi querido amigo: ¡no juegues con el pecado, no juegues con la misericordia de Dios, no juegues al arrepentimiento, no juegues con la sangre de Cristo! y recibe al Señor Jesús como tu Salvador.

La bondad de Dios con el salmista: La restauración.

El es “El que sana TODAS TUS DOLENCIAS”. (ver.3b.)

Leía que el termino “dolencias” tiene un significado amplio que abarca todo tipo de sufrimiento, tanto exterior como interior. David está confesando que Dios no solo puede sanar las enfermedades del cuerpo sino también las del alma. Y estas palabras se hacen especialmente significativas sin nosotros conocemos la historia de su vida. Él mismo experimentó esta faceta del poder de Dios y nos invita, en medio de nuestros dolores, a confiarnos primeramente a Él. David sufrió con la enfermedad de un hijo, un bebé recien nadido,  vivió su muerte, y experimentó como el Señor sanó las heridas de su alma (2º Samuel 12: 13-25). Del resultado de esta experiencia nace el Salmo 32.

Mi querido amigo, son muchas las heridas que la desobediencia a Dios –el pecado-  trae a nuestras vidas. Son muchas las tragedias, las amarguras, que se acumulan y que nos hunden lentamente. Pero hay una respuesta a todas estas “dolencias del alma” que no deberías pasar por alto: “El aceite del divino amor de Dios, el cual cura y suaviza todas las heridas de la vida”.

Amigos, no tengamos miedo de mirar a la cruz de Cristo, de reconocer nuestra miseria y necesidad. Es allí, en la cruz es donde está la sanidad. Escucha las palabras de la Escritura:

“El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.” (Salmo 147:3). “Satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.” (Jeremías 31:25).

El Señor Jesucristo dijo de si mismo: 

“El Espíritu del Señor está sobre mí,…me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón,…a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mt.11:28).

La bondad de Dios con el salmista: La preservación.

“El que rescata del hoyo tu vida” (vers.4 a.)

Al parecer la vida del salmista no fue fácil. En más de una ocasión se vio en grave apuro, incluso cerca de la muerte, y pudo ver como sus enemigos buscaban su mal. Ahora bien, lo hermoso es que al reflexionar acerca del transcurso de su vida, al mirar atrás, él confiesa: “Dios me ha guardado. Aún en los momentos más difíciles, Él ha estado ha mi lado”.

Hay dos verdades que me gustaría compartir antes de seguir avanzando:

1º. Cuando Dios recibe por medio de Jesús a un pecador arrepentido no solo que perdona sus pecados, sino que además LO LIBRA-LO RESCATA, en forma literal, del poder de las tinieblas, de la condenación eterna. Le introduce en una nueva esfera de Vida y comunión con Dios.

2º. A quienes Él ha rescatado y hecho sus hijos Dios no los abandona. Él promete estar con nosotros para siempre y velar sobre nuestras vidas. Hebreos 13:5-6.

La bondad de Dios con el salmista: La coronación. 

“El que te corona de favores y misericordias” (ver. 4 b).

Cuando un hombre o una mujer experimentan de forma verdadera el perdón de Dios y entran en una nueva relación con Él… sucede que también adquieren una nueva visión de la vida. 

Esto se ve, por ejemplo, en la forma en que valoran a las personas y las cosas que le rodean. Antes se pensaba en términos de MÍO, LO MEREZCO, ME LO DEBEN, TENGO DERECHO. Ahora que he experimentado la misericordia de Dios también entiendo que TODO ES UN DON DE DIOS y que –sea con poco o con mucho- Él ha colmado mi vida más allá de lo que merezco. Y qué decir de las riquezas espirituales que Dios nos ha dado en Cristo. Efesios 1:18.

La bondad de Dios con el salmista: La satisfacción.  

Él es “Él que sacia de bien tu boca” (ver 5 a.) También puede leerse: El que sacia tus años”; “Él que satisface por toda tu vida”.

La comida y la bebida físicas no son suficientes para saciar al hombre. Existen otras necesidades más allá de comer y vestir. Necesitamos “algo más”. Y en esta búsqueda de “algo más” unos se entregan a “nuevas sensaciones”, a nuevas o antiguas filosofías,…y muchas personas incluso se enredan en grupos o corrientes destructivas. Las palabras del salmista son preciosas: “Dios sacia de bien”, “satisface por toda la vida”. 

No solo que Dios tiene capacidad para SATISFACER completamente TU VIDA, (pues te conoce, sabe el por qué y para qué de tu vivir), SINO que además QUIERE HACERLO. Esta capacidad de Dios para satisfacer queda bien expresada en Colosenses 2: 8-10. Después de advertir a los cristianos contra aquellos que intentan engañar con razonamientos, sutilezas y tradiciones, concluye: “Y vosotros estais completos en Él” en referencia a Jesús.

El mensaje para el hombre de hoy es este: Dios, por medio de Jesucristo, satisface plenamente nuestras vidas:

Jn 4:14.  “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.

Jn. 6:35. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.

Jn. 7:37. “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”.

A modo de conclusión.

Para terminar me gustaría que volviésemos a leer estos versos y que nos fijásemos en el sujeto de la acción: “Él es quien perdona…, el que sana…, el que saca del hoyo tu vida, el que te corona…,  el que sacia¿Quién? DIOS  y solo DIOS.

No se habla de una institución, de una religión, de una filosofía. No se habla de “auto redención” o de buenas obras. Se habla de Dios, el cual …ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquél que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Jn 3.16).