35 Lo que contamina al hombre II

Enfrentamiento de Jesús con fariseos y escribas (II)

El Señor ha respondido a la pregunta sobre las tradiciones, se ha desvinculado de ellas, ha señalado como fuente última de Autoridad la Palabra escrita y ha acusado de hipocresía a los escribas y fariseos. En este punto se esperaría que Jesús diese por terminada la enseñanza. Pero no fue así. Aún quedaba un tema de suma importancia por tratar .

Lo que contamina al hombre 

(Mr 7:14-16).

“Oídme todos y entended”

(Mr 7:14) “Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos y entended:”

Al parecer esa conversación de Jesús con la comitiva de fariseos y escribas de Jerusalén fue semiprivada, tuvo poca audiencia. Ahora que la entrevista terminó el Señor llama a toda la multitud, y les exhorta a escuchar atentamente. Al fin y al cabo eran ellos los que estaban sufriendo los excesos de la religión.

“Oídme todos y entended” Son palabras significativas. Además de solemnidad, recuerdan el llamado de los profetas a escuchar la Palabra, expresan el deseo del corazón del Señor. Que su mensaje sea escuchado por todos,  sin excepción, oídme todos. Él tampoco quiere que quedemos con la primera impresión de sus palabras, sino que la meditemos y saquemos consecuencias para la vida, por eso les pide entended

Pero ¿Qué enseñanza tan importante tenía Jesús que comunicar? Como veremos a continuación se trataba de incidir acerca de la contaminación. Hoy diríamos “la verdad sobre la contaminación espiritual” ¿Qué hace que una persona esté separada de Dios? ¿De verdad es la comida? ¿El no respetar los lavamientos? Recordemos la preocupación que tenían por ser agradables a Dios, por no perder el favor divino. 

La enseñanza de Jesús. 

(Mr 7:15) “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.”

Es interesante. El Señor apunta como origen de la contaminación espiritual no a los alimentos, lo que comes y cómo lo comes, sino a la condición del corazón. Entendiendo por corazón el lugar más íntimo de la persona, en este caso la sede de los pensamientos, la voluntad y las acciones. Por tanto, los alimentos en sí mismos, o los calderos, o los jarros de beber, o la ausencia de lavamientos, no hacían que la persona fuera sucia espiritualmente ante Dios. El problema no estaba en la contaminación ritual sino moral.

La trascendencia de sus palabras.

(Mr 7:16) “Si alguno tiene oídos para oír, oiga.”10

Desde luego, hay material mas que suficiente para rumiar. Las consecuencias prácticas de una afirmación así eran tremendas:

  1. El Señor está estableciendo el principio por el cual debían ser interpretadas las restricciones de la ley, en este caso de los alimentos (inmundos y limpios). Además del valor pedagógico, enseñar/ilustrar la Santidad de Dios, el propósito último era probar la obediencia, revelar el estado del corazón. 

Esa separación de Dios, contaminación, no venía por comer la carne de un cerdo por ejemplo, sino por lo que evidenciaba, un corazón rebelde que actuaba desobedeciendo a Dios.11

  1. La preocupación no debe estar tanto en el alimento, en el estado de mis manos o los recipientes, sino en la realidad del corazón. Es ahí donde se pone en evidencia lo que realmente somos. ¿De qué sirve cumplir con un montón de preceptos si el corazón está sucio? (Mt 23:25-26)
  2. En consecuencia, el buen entendedor se dará cuenta que la limpieza que de verdad necesitamos no son las manos, sino la del corazón. De ahí la predicación de Jesús a todo el pueblo: “Arrepentíos y convertíos”, o “arrepentíos y creed el evangelio”.

Es triste ver a tantas personas tratando de limpiar sus vidas con alimentos, con lavamientos, con rituales, y no se dan cuenta que la sangre de Cristo es la única que puede limpiarnos, darnos un nuevo corazón, una nueva vida, y traer esperanza (Jn 1:29). 

“¿También estáis sin entendimiento?” (Mr 7:17-19).

Terminada la exhortación, el Señor entra en la casa, en Capernaum, y los discípulos aprovechan la intimidad del momento para indagar en la parábola o enseñanza de Jesús.

(Mr 7:17) “Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.”

En su momento explicamos que parábola (gr. parabole) puede tener un uso amplio. En sentido estricto, sería un relato tomado de la vida real que contiene una enseñanza espiritual. En sentido más general, se usaba para referirse a un dicho, una sentencia, una comparación. Este es el uso aquí.

(Mr 7:18-19) “El les dijo: ¿También vosotros estáis sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía haciendo limpios todos los alimentos. 

Lo primero que llama la atención es la forma en que Jesús responde “¿También vosotros estáis sin entendimiento?” lo que indica claramente que el Señor, a estas alturas, esperaba mayor discernimiento por parte de ellos.

¿Qué les pasaba? Algo que también nos sucede con frecuencia. Que a pesar de estar con Jesús y oír su enseñanza de primera mano, no eran capaces de deshacerse de las viejas ideas y los prejuicios religiosos con los que fueron criados. Es como si detrás de la pregunta el pensamiento fuera “Es que a lo mejor no hemos entendido bien” “¿De verdad ha querido decir eso?”

Pero el Señor no rehúsa el desafío, y vuelve a repetirlo pero con un lenguaje muy gráfico, drástico. Un jovencito lo entendería.

“Todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar,…”

“Todo lo que entra” es una referencia a la comida, y además Jesús generaliza para que ninguna categoría o clase de alimento se quede fuera de la afirmación. El alimento, no importa cual sea, no es portador de contaminación; no ensucia espiritualmente, no separa de Dios. ¿Por qué?

“porque no entra en su corazón,…” Pues porque lo que se come no va al corazón, entendido aquí como la sede de la persona, de su voluntad y pensamientos, no tiene consecuencias morales, sino pasa por el vientre y acaba en la vasija, con los excrementos.

Lo que viene a continuación es una frase que, a pesar de los siglos, sigue levantando ampollas: “Esto decía haciendo limpios todos lo alimentos.” Lo más probable, como lee Reina y Valera, es que esto sea un comentario que Marcos añade a las palabras de Jesús12. 

Cuando Marcos escribe, el problema judaizante ya había entrado con fuerza en las iglesias. Entre otras la cuestión de los alimentos ¿Debían seguir los nuevos creyentes no judíos las normas levíticas? Marcos, que está siguiendo la enseñanza de Pedro (Hch 10:11-14), quiere dejar claro a sus lectores que los cristianos no están sujetos ni a las normas judías de lavamientos, ni a las de los alimentos. Esta era también la enseñanza de Pablo, con quien Marcos también colaboró (1ª Tim 4:1-5).

Doctrinas diversas y extrañas.

La verdad es que sorprende, sorprende que a la vista de estos textos haya cristianos que aún en el día de hoy estén pensado en guardar días, festividades, no comer determinados alimentos, en adoptar costumbres o prácticas de trasfondo judío, pensando que así se colocan en una posición de mayor aceptación delante de Dios, que de alguna manera crecen en el conocimiento de Dios. “¿También vosotros estáis sin entendimiento?” Pareciera que hemos olvidados cosas tan básicas como:

  Aunque apreciadas por los hombres, estas cosas relacionadas con la abstinencia, con no tocar, no comer no sirven frente a los deseos de la naturaleza caída (Col 2:20-23).

Son “doctrinas diversas y extrañas”, y Pablo las llama “fábulas judaicas”. Y es que aunque esta tendencia tenga un nuevo revestimiento no son nuevas en la historia de la cristiandad.

El crecimiento espiritual es resultado de estar aferrados a Cristo y no a estas cosas que Pablo llama “rudimentos del mundo.” (Col 2:19).

La vida espiritual tiene que ser sustentada con la provisión que surge de la Obra completa de Cristo (Heb 4:16), con Su gracia, no con restricciones sobre alimentos (Heb 13:9).

La vida que como cristianos agrada a Dios tiene que ver con la practica de la justicia, paz y gozo en el Espíritu, y no con comida y bebida (Ro 14:17-18).

“Lo que… sale, eso contamina al hombre” (Mr 7:20).

Volviendo a la explicación de Jesús, Si el alimento no te hace inmundo ¿Qué es lo que te coloca en esta condición ante Dios? La respuesta es obvia:

(Mr 7:20) “Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.” 

“Lo que sale.” Ese es el problema. Pero no tanto por la acción, la palabra o la actitud en sí misma sino por lo que evidencia, un corazón sucio. 

A fin de demostrar esta realidad, el Señor menciona un paquete de hasta doce pecados que salen de dentro. El hecho de todos, en mayor o menor medida, nos veamos reflejados en estas maldades muestra que la sentencia bíblica es cierta: “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro 3:13). Todos tenemos la necesidad de ser reconciliados con Dios.

Solo hay dos opciones: un corazón rebelde para con Dios o un corazón arrepentido que ha experimentado la gracia de Dios. (Lc 6:45). ¿Cuál es tú situación?

Un viaje a las “cloacas” del corazón (Mr 7:21-23).

Hay una expresión que por diversas razones se ha hecho popular: “las cloacas del estado”. Se usa para referirse al juego sucio del estado, una forma turbia de actuar. Pero no crean que estas “cloacas” es solo cosa de gobiernos. 

Hoy haremos un viaje a las “cloacas”, pero no a las de una gran ciudad, ni a las del Estado o un partido político, tampoco a las de una corporación industrial, un lobby ideológico o económico, sino a otras mas profundas: “las cloacas del corazón humano”. No es un estudio agradable, pero sí necesario para adquirir conciencia de nuestra necesidad espiritual.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la malediciencia, la soberbia, la insensatez.”

No olvidemos el contexto de estas palabras. Después de insistir que la verdadera contaminación no es externa, por la comida o por la ausencia de lavamientos rituales, el Señor insiste en que la cuestión es moral. Tiene que ver con lo que hay dentro del corazón. Y a continuación lo va a ilustrar con una lista de maldades que tienen origen ahí,  “dentro”. “Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.” (Mr 7:20).

¿De donde sale tanta maldad?

(Mr 7:21) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen …”

¿De donde vienen los males que destruyen nuestra sociedad? ¿Qué hace que las personas nos hagamos daños unos a otros? ¿De donde tanta maldad? La respuesta de Jesús puede que sorprenda a muchos. Especialmente para los que creen en una bondad innata del hombre, creen que el mal va de “fuera a dentro” y confían en la política, la ciencia, la cultura, la filosofía, entre otras, como herramientas de cambio. Estas cosas, estas maldades, dijo Jesús tienen su origen en el corazón de cada persona.

Los malos pensamientos.

(Mr 7:21) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos,…”

Los malos pensamientos: Es la primera mención del Señor en este viaje interior, y no parece que sea casualidad. La palabra griega para pensamiento es dialogismo, “los malos dialogismos o soliloquios”. Se está refiriendo a los razonamientos, a esas conversaciones que suceden en el ser interior y que muchas veces preferiríamos que nadie conozca. Podría traducirse como maquinaciones, intrigas, malas intenciones.

El hecho de que el término “malos pensamientos” preceda al verbo en el texto griego, hace pensar que el Señor los está identificando como la raíz de todos los males que siguen. “Los malos pensamientos generados en el corazón se juntan con la voluntad para producir palabras y acciones perversas” como las que se describen a continuación. 

A continuación está una lista de doce pecados, algunos de ellos en su forma mas grosera. Primero seis sustantivos plurales (adulterios, fornicaciones, homicidios, hurtos, avaricias y maldades), que describen actos perversos individuales. A continuación seis sustantivos singulares que describen disposiciones malignas (engaño, lascivia, envidia, maledicencia, soberbia e insensatez). Por último decir que no se trata de una lista cerrada, hay más, solo son un ejemplo. Pero suficiente para ilustrar el problema moral del corazón. 

  1. Los adulterios.

(Mr 7:21) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, …”

Los adulterios (en griego moiqueia). Una referencia a las relaciones sexuales que tiene la persona casada con otra que no es su conyugue. Y esto, sin distinguir si se es hombre o mujer como hacían los griegos, los romanos y otras culturas. Un comportamiento que produce mucho dolor, heridas profundas, que atrae las venganzas, que implica engaño, traición y destruye la confianza mutua. 

Hay personas que se ven incapaces de hacer algo así, y se excluyen de este pecado. Sin embargo Jesús hiló muy fino con estas cosas. No hace falta consumarlo, basta con acariciarlo en el corazón (Mt 5:28). 

  1. Las fornicaciones.

(Mr 7:21) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … las fornicaciones, …”

Fornicaciones, traduce la palabra griega porneia. De donde viene la palabra pornografía. El uso amplio en la Biblia. Incluye tanto las relaciones sexuales de una persona no casada, como cualquier clase de depravación, desviación y actos inmorales.

El adulterio y la fornicación son comportamientos que no solo atentan contra el carácter de Dios (el amor, la fidelidad), sino también contra el prójimo. Tienden a la cosificación y denigración de las personas, priorizan la satisfacción personal y la ausencia de compromiso. 

Hebreos 13:4 es explicito contra aquellos que desprecian el matrimonio expresado como voluntad de Dios y buscan la fornicación como modo de vida. No les importa incluso dañar matrimonios.

  1. Los homicidios.

(Mr 7:21) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, …los homicidios,…”

Homicidios traduce la palabra griega fonos. Se refiere al asesinato y a la muerte violenta. Tiene su origen en el odio al prójimo. 

De nuevo, la mayoría tendemos a desligarnos de esto, “¿Yo? eso jamás”, pero la Biblia es clara al respecto, no es necesario matar físicamente para ser culpable ante Dios. Y esto nos coloca a todos en una posición cuanto menos incómoda. 

Cuidado con el enojo, cuidado con los sentimientos de odio que fácilmente crecen en el corazón (Mt 5:21-22) (1ª Jn 3:15).

  1. Los hurtos.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, …los hurtos,…”

Hurtos, traduce la palabra griega klope. Se refiere no solo al hecho de apropiarse de lo ajeno, haya o no violencia, también al robo a personas; y cosas que se han ido normalizando como el fraude, retener injustamente los bienes de otro, e incluso el esconder algo con intención de apropiarlo.  

  1. Las avaricias.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … las avaricias, …”

Avaricias, traduce la palabra griega pleonexia. Compuesto por dos palabras que significan: pleon: “más”, y eco: “tener”. 

No es difícil entender su significado: Las ansias de tener más, pero con matiz negativo. Nada que ver con el deseo legítimo de superarse o prosperar. Puede definirse como: 

“Afán desordenado de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie.” “Anhelo insaciable por conseguir lo que pertenece a otro”. Pero no solo anhelo por riqueza, también por el poder o un “estatus”, una posición que implique reconocimiento. 

Es prima hermana de la codicia. Está detrás de lo que llamamos corrupción de las instituciones, de la sociedad, del engaño, la estafa, los robos, y muchos crímenes que nos rodean. 

  1. Las maldades.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … las maldades, …”

Maldades, traduce la palabra griega poneria. Maldad, malicia, villanía. Acciones voluntarias y malintencionadas que producen trabajos, dolor, tristeza a otros. Eso importa. Lo que prima es mi propósito.

¿Cuántas veces hemos hecho cosas a sabiendas que íbamos a causar dolor, tristeza, daño a otros? A veces para buscar un beneficio, pero otras por placer, por diversión, para tener un momento de risa. Así de torcido es el corazón humano.

  1. El engaño.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … el engaño, …”

Engaño, Proviene de la palabra griega dolo. Literalmente trampa, cebo. Proviene del mundo de la pesca y la caza. De ahí que se traduzca como engaño, astucia, falsedad. Una traición astuta, un engaño inteligente, una estratagema, con el fin de sacar una ventaja personal. Pero traición, engaño al fin y al cabo.  

  1. La lascivia.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … la lascivia, …”

Lascivia, en griego aselgia. Implica la idea de falta de control, desvergüenza, desenfreno, libertinaje. Se relaciona con los excesos sexuales, pero también con conductas malvadas y perversas en general. 

Una persona lasciva es alguien que ha perdido todo sentido de vergüenza o decencia. Actúa sin remordimiento y no vacila en escandalizar a sus semejantes. Por eso algunos dicen que es posiblemente la palabra mas fea de todas las que se usan en las listas de pecados del Nuevo Testamento.

  1. La envidia.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, …la envidia, …”

Envidia, en este caso es la traducción de dos palabras griegas: ofthalmos poneros, es decir: ojo malo u ojo maligno. Es una expresión hebrea.

Es “el ojo que mira el éxito y felicidad del otro como si quisiera echarles una maldición.” “Ese sentimiento de disgusto producido al ser testigo (ver) u oír de la prosperidad de otros.”

  1. La maledicencia.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, …la malediciencia, …”

Maledicencia, en griego blasfemia, una palabra conocida en nuestro idioma y que se usa cuando el objeto del hablar dañino es lo divino. Pero en este caso se aplica a las relaciones personales. Significa Afrenta, calumnia, ultraje.

Como alguien escribía, la maledicencia es el reflejo de un corazón lleno de resentimiento y amargura (Heb 12:15).

  1. La soberbia.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, … la soberbia, …”

Soberbia, del griego juperefanía. Literalmente, “colocarse así mismo sobre los demás.” Escribe Lacueva “Exaltación de sí mismo con desprecio de los demás y como mirándoles por encima del hombro.”

Y hay otro comentarista que dice “Lo interesante de esta palabra como la usaban los griegos es que describe una actitud que puede que nunca se manifieste públicamente. Puede que en lo más íntimo de su corazón uno se esté siempre comparando con los demás. Podría ser que se presentara hipócritamente humilde, y sin embargo fuera orgulloso de corazón.”13.

  1. La insensatez.

(Mr 7:21-22) “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, …la insensatez.”

Insensatez, traducción de la palabra griega afrosune. Que carece de sentido. La falta de prudencia. Incluso la locura.

La pregunta es ¿Cómo puede esto considerarse pecado? A veces, sencillamente la persona no da para más. No es este el caso. Estamos hablando de insensibilidad moral y espiritual. Se trata es de una locura moral voluntaria, de una ausencia de buen juicio consecuencia del desprecio de Dios y de lo divino. Tristemente, hay mucho de esto a nuestro alrededor. 

La conclusión: La necesidad de todo hombre.

(Mr 7:23) “Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.”

¿Dónde buscaremos la causa de nuestra separación de Dios? No en las cosas externas como comer o lavarme según un rito. La causa está en lo que hay dentro de nosotros. 

El mismo corazón que se llena de nobles propósitos y sentimientos, capaz de grandes sacrificios, es también una inmensa cloaca de inmundicia de donde puede esperarse lo peor. Ya lo dijo el profeta (Jer 17:9) “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” 

¿Cual sería la consecuencia práctica de este discurso? 

Este examen pone el foco de atención en la verdadera condición del corazón y en la necesidad de que cada hombre y cada mujer tienen de ser limpiados por Dios. El mensaje de Jesús sigue plenamente vigente: “Arrepentíos y creed en el Evangelio” (Mr 1:15) (Lc 13:1-5).

Pero también de la necesidad, aún como creyentes, de examinarnos delante de Dios. No para salvarnos, lo somos en virtud de la Obra de Jesús, pero sí para quitar estas raíces y crecer en la nueva vida que Dios ha hecho nacer en nosotros (Ef 4:22-24).

 

Notas.

  1. No se asuste el lector si ve que en algunas ediciones modernas de la Biblia este verso no aparece. El erudito R. C. H. Lenski escribe al respecto: “Es una expresión que con frecuencia se omite, aunque hay considerable autoridad textual para retenerla. Si Jesús lanzó este imperativo, indudablemente que era muy oportuno para hacer un llamamiento a los hombres para que utilizaran los oídos que Dios les había dado.” La interpretación de EL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS. Publicaciones El Escudo, México.
  2. R. C. H. Lenski: “La respuesta es que no era el alimento, como tal, lo que contaminaba al hombre, sino la falta de observancia, por el hombre, de la ley levítica que como judío había recibido de Dios, y él quebrantaría la ley al pedir alimento de esa clase y al tratar de justificarse por comerlo.” La interpretación de EL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS.
  3. Hendriksen: “… en Mr. 7:15 es él quien declara que todo lo que entra en un hombre desde afuera no puede contaminarle. Por lo tanto, todos los alimentos, incluyendo la carne de los animales ceremonialmente “inmundos”, son en principio no contaminantes.” El Evangelio Según San Marcos. Subcomisión literatura cristiana.
  4. C. Ryrie: “Así, la contaminación que contraía un judío por comer alimento “impuro”, era causada, no por el alimento mismo, sino por el corazón rebelde que actuaba desobedeciendo a Dios.” Biblia de Estudio Ryrie, ver comentario a pie de página.
  5. El griego, literalmente dice: “declarando limpios todos los alimentos”. Las palabras “esto decía” se añaden en referencia a Jesús para dar sentido a la frase. Si omitimos esto último la pregunta sería ¿Quién declara limpios los alimentos? Hay dos posturas, citamos dos eruditos para ejemplificarlas:

– R. C. H. Lenski defiende que lo que hace limpios los alimentos es el hecho de salir a la letrina, “demostrando que todos los alimentos son limpios, que ninguno de ellos contamina moralmente. Es el retrete o escusado el que lo hace, porque todos los alimentos siguen sus curso solamente a través del cuerpo sin tocar el corazón, y así terminan en el excusado. Al ser recibidos en él, se muestra y prueba que los alimentos nunca tocaron el corazón, nunca tuvieron nada que ver con contaminación moral, y por tanto se declaran limpios.” La interpretación de EL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS.

– Williams Hendriksen señala hasta cuatro razonamientos para aceptar el punto de vista que aceptan la mayoría de los expositores, que es un comentario editorial de Marcos. Escribe: 1. “Cómo una letrina puede hacer o declarar todos los alimentos limpios es muy, pero muy difícil de comprender.” 2. También que el pronombre que haría a Jesús el actor de esta limpieza, y no a la vasija, está continuamente presente en el texto (7:1,5,6,9,14,17,18). Se pregunta: “¿No resulta natural entonces suponer que la referencia de 19b es también a Jesús?” 3. El eco de estas palabras respecto a la experiencia de Pedro. Marcos era “interprete” de Pedro. 4. En 7:15 es Jesús quien declara limpio todos los alimentos. 

  1. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, Editorial Clie.