LA VOCACIÓN DE ABRAHAM

La Vocación de Abraham

¿Desobedeció Abraham a Dios cuando salió de Ur de los Caldeos con su padre Taré y su sobrino Lot? ¿Y cuándo vivió tanto tiempo en Haram antes de ir a Canaán? ¿Sabía a dónde tenía que ir cuando salió de Ur? ¿Apareció Dios nuevamente a Abraham estando en Harán?

¿Entiendes lo que lees?

Sin duda, el tema propuesto es amplio y aleccionador, pero la intención no es abarcar toda la vida de Abraham a modo de biografía, con sus correspondientes aplicaciones espirituales que son muchas y preciosas, sino solo algunos detalles que a mi entender no han sido bien comprendidos, y eso, porque a veces nos deslizamos empujados por la inercia de lo que otros ya han dicho, y así es que seguimos sus impulsos.

Como método preliminar, y antes de andar sacando conclusiones, es preciso no solo leer sino entender bien qué dice el texto, y atenerse a lo escrito como base segura sobre la que poder edificar, es decir, para poder llegar a conclusiones ciertas.

Eso en primer lugar, luego, por supuesto, habrá oportunidad para las conjeturas, deducciones, y así llegar a posibles consecuencias que pudieran derivarse del caso. Pero lo primero, y sobre todo, es hacernos la pregunta que hiciera Felipe al eunuco etíope: «¿…entiendes lo que lees?» Hch.8:30b

La primera mención de Abraham.

Gn.11:26 «Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.»

Este verso es la Escritura donde por primera vez se nombra a nuestro personaje con su nombre primitivo, Abram. La importancia de esta mención está en que Abraham aparece en la genealogía de Taré, quien a su vez es contado como descendiente de Sem, hijo de Noé, y Noé, que une a los prediluvianos con los postdiluvianos, es contado entre los descendientes de Set.  Gn.5:7 y 29; 11:10 y 26. Esto significa que la ascendencia de Abraham era de origen semita, y los semitas descendientes de los setitas, cuya descendiente Enós, y a su vez ascendente de Noé, y previo al Diluvio, resultaron ser hombres piadosos.

Gn.4:26 « Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.»

El valor de esta estirpe está en el hecho de que a partir de los descendientes de Set, los hombres comenzaron a invocar el Nombre de Jehová. Y tras corromperse la humanidad, fue Noé quien, para no perecer en el diluvio y dar continuidad a la raza humana, halló gracia a los ojos de Dios, y sobre su hijo Sem sobre quien recayó la bendición de Noé su padre. Todo esto dice mucho de la razón por la cual Dios escogió a Abraham, descendiente de ellos.

Es de notar que esto de invocar el Nombre de Jehová no se repitió en todos los caps. que van del 4 al 12 de Génesis, y que fue Abraham quien lo recuperó:

12:8 «Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.» (Cf. Gn.13:4; 21:33)

Gn.9:26 «Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo

Abraham, un actor secundario.

Retomando 11:25-32, y como ya se ha visto, en ese punto de la historia Abraham aún no es el protagonista; lo era Taré, lo que explica que éste como cabeza de familia tomará las iniciativas y marcará las pautas.

11:31 «Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.»

Es muy consolador comprobar que desde bien temprano Dios cuidó de encauzar las cosas al fin por Él propuesto, salvar a la raza caída mediante el cumplimiento de su promesa, que la simiente de la mujer, herida en su calcañar, aplastaría la cabeza de la serpiente.

Siendo, pues, Taré cabeza genealógica del clan, no es de extrañar que Abraham figure como actor secundario, aunque definitivamente todo conducía a abrirle el escenario para que oportunamente ocupara el primer plano. Por eso se ha de señalar a Abraham que, cual descendiente de Set, demostró ser un hombre de fe férrea, verdadera y efectiva, un creyente genuino, y del que se dice:

Neh.9:7-8 «Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.»

¿Hay desobediencia en Abraham cuando sale de Ur?

Gn.11:31 «Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.»

Una relectura atenta permite ver que no es Abraham quien sale de Ur en respuesta al llamado de Dios, ni quien arrastra consigo a su padre y familiares para llevarlos a Canaán. No es Abraham, sino Taré quien tiene tal iniciativa y quién arrastra consigo a Abraham, Sarai y Lot, para ir a Canaán y para finalmente instalarse en Harán.

La siguiente Escritura incluye un detalle que es de subrayar:

Neh.9:7 «Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos…»

No fue Abraham quien salió de Ur por su propia iniciativa, sino que es Dios quien le saca, cuya verdad queda atestiguada por otras Escrituras

Gn.15:7 «Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra

Jos.24:2-3 «Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac.»

¿Y cómo lo tomó y sacó? Mediante la decisión y responsabilidad de tercero, en este caso su padre. Por esta razón, culpar a Abraham de desobediencia por salir en dirección a Canaán en sujeción a su padre, y culparle porque Taré decidiera no seguir y se estableciera en Harán, creo, (y lo veremos), que no es justo.

El testimonio bíblico es reincidente en declarar que fue la acción providente de Dios quien le sacó, mediante el influjo de la autoridad y responsabilidad del jefe clan, que era quien tenía la facultad de tomar decisiones respecto a marchar, que rumbo tomar, y dónde volver a plantar las tiendas.

Abraham desconocía el lugar a donde debía ir.

Taré decidió emprender rumbo a Canaán, y casi todos los intérpretes, saltando por alto los detalles, atribuyen la iniciativa a Abraham. Por otro lado, dan por hecho de que Dios, (que ciertamente apareció y habló con Abraham), comunicó a Abraham el lugar al que debía dirigir sus pasos, Canaán, pero no hay cita bíblica que lo confirme.

El rumbo o la dirección que tomó Taré fue una decisión suya, si bien Dios, que providencialmente mueve los hilos de los acontecimientos, quiso hacer sentir en el ambiente ciudadano de Ur, ciertas amenazas. Parece que no fue un mero espíritu aventurero el que hizo que Taré removiera sus tiendas en busca de nuevos horizontes. Algunos eruditos apuntan que en torno a 1950 a.C. los elmitas invadieron y destruyeron la ciudad de Ur, lo que hace suponer que Taré, barruntando las amenazas, y previniendo el peligro, decidió emigrar en dirección a Canaán. ¿Y por qué Canaán? Pues porque consideraría el lugar como el más seguro para él y su familia.

Las citas que han recogido las palabras que Dios habló a Abraham cuando Éste se le apareció en Ur, son dos, y ninguna dice que Dios mencionase la tierra de Canaán, lo más que dice es saliera de su tierra y fuera a la tierra que le mostraría.

Hch.7:2-3 «Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.»

Gn.12:1 « Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.»

Aparte de los rumores que circulaban respecto a una más o menos inminente invasión de la ciudad y la idea que Taré tenía de emigrar, cabe que Abraham, (al parecer bastante joven cuando Dios se le apareció), pudiera haber influido en la decisión de su padre, a quien debió contarle cómo Dios se le había manifestado y lógicamente le diría las palabras que Dios le habló; lo que no pudo decirle es que Canaán era la tierra a la que debía ir, pues Dios no se lo dijo, ni llegó a saberlo hasta después de haber penetrado en Canaán. Gn.12:5-7ª.

Digamos que por diferentes motivos Taré emprendió su marcha de Ur a Canaán, por iniciativa suya, y terminó instalándose en Harán porque le pareció encontrar allí lo que esperaba encontrar en Canaán, puesto que él no había salido en respuesta a ningún llamado de Dios. La suya fue una migración espontánea.

Viviendo en Harán: los Caminos de Dios.

La prolongada parada en Harán, no precalculada por Taré pero controlada por Dios, tuvo un propósito similar al de la estancia de Jacob (Israel) en Egipto.

La pregunta que surge es: ¿Por qué la familia de Jacob no se asentó definitivamente en Canaán cumpliendo así con el destino que Dios le había asignado? La respuesta es que la providencia divina quiso que José fuera delante de ellos a Egipto a efecto de poder mediar en su momento según el plan de Dios.

Israel se engrandece en Egipto.

El establecimiento del pueblo de Israel en Egipto, concretamente en Gosén, cuando Israel como nación aún estaba en estado embrionario, tuvo como finalidad que el pueblo se hiciera grande y fuerte, tal como Dios prometió a Abraham. Era necesario que la descendencia de Abraham no se diluyera mezclándose con los pueblos cananeos que le rodeaban, ni tampoco terminara fusionándose con los egipcios, entre quienes debían permanecer por varios siglos. (Gn.15:13)

¿Habrá mayor providencia? El asentamiento de Israel en la tierra de Gosén fue algo que los egipcios “agradecieron” mucho, ya que para ellos los pastores de ovejas eran personas abominables, Gn.46:34. Ese simple detalle de los escrúpulos de los egipcios sirvió a la providencial de Dios para el cumplimiento de sus propósitos; evitar que no hubiera mezcla de razas, y que su pueblo se multiplicara y se hiciera fuerte, capaz de conquistar, colonizar y poblar toda la tierra de Canaán, sin mayores dificultades. Gn.45:10.

Gn.47:27 «Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera

Abraham se engrandece en Harán.

De igual manera, aunque en otro nivel, fue necesario que la familia de Abraham se fortaleciera y engrandeciera en Harán, adquiriese riquezas y numerosos siervos y siervas. Dos de ellos conocidos por nombre, Agar y Eliezer.

Gn.12:5 «Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.»

Gn.17:23 «Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho.»

Cuando Abraham, tras su estancia en Harán, entró en la tierra prometida, lo hizo como un príncipe oriental, una especie de jeque o de emir, y era visto como un hombre poderoso, rico, respetado e influyente. De cara al mundo Abraham no era un cualquiera, un don nadie, si bien él basaba toda su suficiencia en Dios a quien reconocía como el dador de todo lo que poseía. (Cf. Gn.14:17-24)

Ciertamente hubo ocasiones en las que el Señor tuvo que intervenir para librarle de ciertas situaciones, pero por lo general y en base a su status, Abraham fue respetado a lo largo de todos sus desplazamientos, e inclusive pudo relacionarse con los reyezuelos de la tierra, el Faraón de Egipto, incluido.

Una evidencia de la necesidad de que Abraham fuera fuerte al iniciar su peregrinaje por tierras de Canaán la tenemos en Gn.14:9-16, donde tuvo que salir contra una confederación de reyes que llevaron cautivo a Lot, a su familia y sus posesiones, para rescatarle por medio de la fuerza de las armas, lo que consiguió, claro está, con la bendición de Dios. (Cf. Gn.14:19-20)

Gn.14:14-16 «Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.»

La hora en el reloj de Dios.

Sin duda esta es la razón por la que fue necesario que Taré se quedase en Padán Harán, hasta que se cumpliera el tiempo de Dios. No seamos injustos con Abraham achacándole desobediencia, que a mi entender no lo fue.

El mismo Pablo también, tras ser llamado mediante la manifestación de la Esplendente Gloria del Cristo resucitado en el camino de Damasco, también tardó años en ser equipado por Dios, y no fue hasta que el reloj de Dios marcó su hora que éste, en compañía de Bernabé, y con el debido respaldo de la asamblea de Antioquía, no comenzó a cumplir el ministerio para el cual fue llamado. Hch.9:15-16; 13:1-3.

Entre tanto Pablo estuvo retirado varios años en Arabia, (Gál.1:17-18) y después en las regiones de Siria y Cilicia, (Gá.1:21), donde estaba Tarso, hogar de sus padres y lugar de su nacimiento, y a donde Bernabé fue a buscarlo para incorporarlo a la asamblea de Antioquía, la que finalmente le encomendaría a la Gracia de Dios.

 Hch.11:25 « Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía.» (Cf.Hch.13:1-3)

“Y salió sin saber a dónde iba.”

Pues bien, cuando finalmente Abraham, tras la muerte de su padre se constituye jefe del clan, enseguida procedió a recoger sus bártulos y emigrar en respuesta al llamado que ya tenía de Dios. Aunque vemos que cuando Abraham salió, cogió rumbo a Canaán:

Gn.12:5, dice: «Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.»

¿Por qué rumbo a Canaán? Quizá siguiendo la inercia de la primera intención de su Padre, pero la verdad es que, él, tan solo se puso en movimiento, y se movió sin saber si el camino que había tomado era el correcto. Simplemente salió por fe.

Hb.11:8 «Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.»

La realidad última está en que fue Dios quien le sacó y le llevó a Canaán:

Jos.24:3 «Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán»

Gn.15:7 «Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra

No es lo mismo decir, “te tomé” o “te saqué”, que decir: tú saliste, o, tu padre te sacó. La deducción lógica del por qué Dios pudo decir “te saque” está en el hecho de que en su providencia divina, Dios mismo lo urdió de esa manera. Era Dios quien estaba moviendo sus peones, en este caso, haciendo valer su influencia en Taré, permitiendo que éste dispusiera cargar sus enseres y marchar con su familia, de Ur, a tierra de Canaán. Y sin duda, el hecho de que Taré se detuviera en Harán, también fue providencial, y veremos por qué.

¿La segunda teofanía en Harán?

Nótese que fue tras la muerte de Taré, que Dios revivió en la mente y corazón de Abraham las palabras que años antes le dijo estando en Ur de los caldeos. Llama mi atención el tiempo del verbo que se emplea en Gn.12:1

«Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré

Ateniéndonos al modo del verbo en español, según traduce R.V. y la Biblia Textual, (pretérito pluscuamperfecto), se puede entender que en ese momento Abraham no estaba viviendo otra teofanía, ni recibiendo un nuevo mensaje. Simplemente Dios permitió que justo en ese momento, (el de la muerte de su padre), cuando a Abraham le tocaba asumir el liderazgo del clan, que éste recordara todo cuanto Él le había dicho estando en Ur.

Gn.12:2-5 «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.»

La dificultad se plantea al comprobar que muchas versiones traducen el v.1 con otra forma verbal: Jehová dijo a Abraham.

“El tiempo de verbo, «decir» (Heb. amar) puede traducirse por «le dijo» o «le había dicho», lo que deja en la ambigüedad el momento en que tuvo lugar el llamamiento de Abraham. ¿Se produjo en Harán o en Ur de los caldeos? A juzgar por Gn.15:7 y Hch.7:2-3, el patriarca fue llamado por Dios cuando todavía estaba en Ur, pero posiblemente su vocación fue confirmada durante su estancia en Harán, que había venido a ser el lugar de su segunda residencia.” “El Libro de Génesis” pp.146-147, Trenchard /Martínez. Ed. Portavoz, 1998.

Al mismo efecto el erudito, Dr. H. B. Prat, autor de la “Versión Moderna”, comenta:

“La lengua hebrea está desprovista de “modos,” y no tiene sino dos “tiempos,” el  “pasado” y el “futuro,” o con más propiedad, el perfecto” y el “imperfecto”;  y al traducir el hebreo al castellano, el traductor mismo tiene que graduar estos dos “tiempos,” según pida el uso delicado y refinado del español, que tiene al menos cuatro formas de del tiempo presente, diez o doce del pasado, y otros tantos del futuro. Queda pues con el traductor verter, en v.1: “Y dijo Jehová a Abraham,” o verter, “había dicho Jehová,” lo considere como referente a la primera vocación, o a la segunda, o a las dos refundidas en una sola” “ESTUDIOS CRÍTICOS Y ACLARATORIOS sobre LAS SAGRADAS ESCRITURAS” Por H. B. Prat, autor de la “Versión Moderna” de la Biblia. Tomo I, El Génesis. Año 1902.

 El Sr. Prat con tremenda honestidad dice: “Queda pues con el traductor verter, en v.1 […] lo que considere como referente a la primera vocación, o a la segunda”.

Lo que sucede, a mi entender, es que decir a Abraham en una supuesta segunda vocación, que salga de una tierra de la que ya hacía años había salido, no me cuadra. Algunos para armonizar la evidente contradicción, dicen que con eso Dios quiso decir a Abraham que se alejara aún más de su tierra.

Por mi parte pienso que la cosa es más simple. Creo sencillamente que, en aquel momento, tras la muerte de Taré, Dios permitió que a Abraham se le refrescara la memoria y recordara con toda nitidez la totalidad de las palabras que Él le había manifestado cuando se le reveló por primera vez en Gloria estando en Ur de los Caldeos. Sencillamente las piezas del puzle iban encajando y el reloj de Dios había marcado la hora de seguir la marcha.

En consecuencia se puede deducir que, Gn.12:1-4, no es una segunda teofanía de Dios en Harán, sino que según se ha dicho, los acontecimientos, (la muerte de Taré y el relevo del liderazgo en el clan), los usó Dios para precipitar, con toda nitidez y detalles en la mente de Abraham, el recuerdo de la revelación que previamente le había sido dada cuando aún residía en Ur de los caldeos.

De hecho, la referencia de los acontecimientos que hace Esteban en su discurso, es como sigue:

Hch.7:2-4 «Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán y de allí, muerto su padre, [no dice que hubiera una nueva teofanía, sino que] Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.»

A Esteban, a efecto de su defensa, y para reforzar el argumento de que Dios no estaba sujeto a las paredes de un Templo, también le hubiera venido bien citar la supuesta segunda revelación en Harán, igual que más adelante cita la revelación de Dios a Moisés en la zarza para reforzar su tesis. Hch.7:30-33.

Digamos de paso que las palabras de Esteban: «Dios le trasladó» son una nueva evidencia de que, independientemente de la acción del hombre Dios, en su providencia, sabe cómo mover los hilos de los aconteceres, tanto de la historia como de los individuos, en especial los que conciernen a su plan Redentor.

La clase de contacto que Dios tuvo con Abraham en Ur, y de qué naturaleza pudo ser aquella manifestación sensible de Dios a Abraham, no se sabe muy bien cómo fue, pero sí podemos deducir que debió ser una teofanía iluminadora, en tanto que la naturaleza de aquella luz gloriosa con la que Dios se le apareció, no se parecía en nada a la naturaleza de los ídolos y deidades que se adoraba en Mesopotamia.

Se sabe que en Ur, y también en Harán, la principal deidad era la Luna, cuya luz, por brillante que luciera en aquellos cielos, no pasaba de ser más que una luz tenue comparada con la del Sol, de manera que, al igual que en el caso de Pablo, aquella luz que iluminó a Abraham, debió sobrepasar la luz del Sol cuando resplandece en su fuerza. Hch.26:13, y si Pablo dejó su religión y se convirtió a Cristo… ¿Por qué no pensar igualmente que pudo ser entonces cuando Abraham se convirtió de los ídolos al Dios verdadero, pues sabemos que Abraham y su familia era Idólatras. (Cf. Jos.24:2, 15)

También es sabido que cuando Taré salió de Ur para ir a Canaán, tomó consigo a Abraham, Sarai y su nieto Lot;  Nacor, hermano de Abraham, que evidentemente no estaba influenciado por la visión que Abraham había tenido de Dios, quedó atrás con su esposa Milca.

La obediencia de la fe.

Despejada la cuestión del momento en el que se produjo la vocación de Abraham, Hch.7:2-4, toca pues, hablar de la calidad de Abraham, como persona y como creyente.

Neh.9:7-8 «Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.»

Algo muy similar se diría en el curso de los siglos, del rey David:

Hch.13:22 «Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.» Cf. 1 Sm.13:14; 1Ry.15:3

Pues de Abraham se dice: «…hallaste fiel su corazón», que no significa, sin pecado, sino que era un hombre íntegro, sin doblez, una persona sencilla, y sobre todo fiel, es decir creyente de verdad, era un hombre en el que Dios podía confiar:

Gn.18:17-19 «Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.»

De ahí que toda la vida de Abraham, (padre de todos los creyentes) está caracterizada por dos cualidades principales: La fe que le hizo caminar en la presencia y el temor del Señor continuamente, y su obediencia incondicional e inmediata, lo que demostró fehacientemente, (Cf. Gn.22:12, 16). La carencia de ambas cualidades es la que viene a empobrecer a multitud de personas que se precian de ser “hijos del creyente Abraham”, pero cuyas cualidades brillan por su ausencia.

¿Una obediencia deficiente?

Una cosa es verdadera, que la mayoría de los comentaristas de todas las épocas han especulado de cierta deficiencia en lo que concierne a su obediencia a la hora de responder al llamado divino.

Es por esa razón que a la luz de las palabras:

Gn.12:1 «Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.»

Muchos le acusan de no tomar el mandato de Dios al pie de la letra. La idea que transmiten es que Abraham tenía que haber salido de Ur dejando atrás a su padre y a su sobrino Lot, y sin detenerse en Harán ni en ninguna otra parte, haber llegado directamente a Canaán.

  1. Ya se ha mostrado que la iniciativa y responsabilidad de migrar de Ur a Canaán, con parada indefinida en Harán, fue cosa de Taré, padre de Abraham.
  2. También se ha visto que Dios nunca dijo a Abraham qué dirección debía tomar, si que marchara a Canaán o se fuese más al Norte, Fenicia, o quizás más al Sur, Edom. Dios solo le dijo que saliera a una tierra que Él le mostraría.
  3. ¿Qué entendió Abraham respecto a dejar la casa de su padre? La casa de su padre era la casa a la que pertenecía Taré, y no a la que pertenecía él, es decir, la casa su padre se correspondía con la de su abuelo y los ascendiente de éste, hasta donde se prolongara su parentela, de otra manera también tendría que haber dejado a sus esposa. Pero no fue ese el sentido del mandato de Dios.

Efectivamente, fue en Gn.12:4 que Abraham, tras la muerte de Taré, dejó atrás su tierra y abandonó la casa de su padre, y toda su parentela. ¿Cómo pudo ser eso si estaba en Harán? Lo fue por el solo acto de no regresar a Ur, cosa que bien pudo haber hecho.

Hb.11:15 «pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.»

Por otro lado no cabe decir que Abraham dejara de obedecer, cuando es la misma Escritura la que afirma que obedeció sin oponer la más mínima objeción.

Hb.11:8 «Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia…»

El silencio de Abraham.

Esto nos permite observar que un rasgo sorprendente en Abraham es su silencio; no musita palabra alguna. Pablo cuando fue sorprendido por el Señor y derribado a tierra preguntó, «quién eres Señor» «qué quieres que haga», pero la escena de Ur fue monóloga, solo Dios habla, mientras que la actitud de Abraham fue todo oído, con una incondicional disposición para obedecer creyendo Su Palabra a pie juntillas. Esto es fe y obediencia digna de ser imitada, pues no fue fácil a Abraham consumar tal desarraigo, llevándolo hasta las últimas consecuencias, máxime para aquella época cuando los vínculos familiares eran casi indisolubles.

Lot acompaña a Abraham cuando abandonan Harán.

Me pregunto si Abraham tiene algo que aportar a las opiniones y al debate que los intérpretes sostienen respecto a si obedeció con el debido rigor el llamado divino, sobre su supuesta demora, su resistencia a dejar por completo la casa de su padre y su parentela, por ejemplo Lot.

A este respecto hay que tomar en cuenta que Lot quedó huérfano de padre cuando aún vivía en Ur. Es obvio que Lot, como nieto de Taré quedara bajo la tutela del Abuelo, que además era jefe del clan a que pertenecía su difunto padre.

Gn.11:28 «Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.»

Gn.11:31 «Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.»

Lógicamente, a  la muerte de Taré, abuelo y tutor de Lot, Abraham le tocó asumir la jefatura del clan, y en consecuencia se constituía tutor de su sobrino Lot:

Gn.12:5 «Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.»

¿Dejó Abraham atrás los vínculos familiares?

¿Cómo sabemos que Abraham no incumplió el mandato divino? ¿Tiene Abraham algo que decir al respecto? Seguidamente habla Eliezer siervo de Abraham

Gn.24:37-38 « Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito; sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo.»

¿Cómo es posible que Abraham diga a su criado que vaya a la casa de su padre y a su parentela si se supone que él arrastró con ellos cuando salió de Ur?

¿Con qué razón se puede acusar a Abraham de no haber dejado atrás la casa de su Padre siendo que ahora él puede comisionar a su siervo para que fuese a buscar esposa para su hijo a la casa de su padre?

Evidentemente y como ya se anticipó, la casa de su padre era la familia a la que pertenecía Taré, lo que significa que Abraham recibió la orden de abandonar la familia de su abuelo, a la que pertenecía su padre, y dicha familia, obviamente quedó atrás.

¿Demora en obedecer?

Es verdad que desde que Abraham tuvo la visión del Dios de la Gloria y recibió sus instrucciones, hasta que salió para cumplir el mandato divino debió pasar, según algunos estudiosos, como diez o más años. ¿Significa eso que Abraham demoró todo ese tiempo en obedecer? ¡¡No!!

Simplemente hay que notar que Dios nunca reprochó a Abraham una supuesta demora, y otra cosa a notar es que, en cuanto al momento, día u hora en el que Abraham debía salir de su tierra, la Escritura no especifica nada.  A Abraham solo se le dijo que debía salir, pero no se le dijo el cuándo, y evidentemente Abraham, sin olvidar aquel mandato, estuvo esperando de Dios la señal de salida, la cual le llegó estando en Harán.

Mientras tanto, Dios no había estado cruzado de brazos; en su sabia providencia, (como también se ha apuntado) estuvo preparándolo todo, y cuando las cosas estuvieron maduras, impulsó la salida de su siervo.

Téngase en cuenta que también dijo Dios a Abraham que le daría un hijo, pero no le dijo cuando:

Gn.15:3-4 « Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.»

Y desde que Dios pronunció estas palabras hasta que cumplió la promesa a su siervo, también pasaron años, pero, claro, a nadie se le ocurre tildar a Dios de incumplidor. El caso es similar al mandato que Dios dio a Abraham de salir de Ur, a quien dijo que saliera de su tierra, pero sin decirle cuándo.

De manera que en toda esta historia no solo destaca la obediencia incondicional de Abraham, destaca además su saber estar quedo, expectante, hasta discernir los momentos y sazones propicios de la voluntad de Dios a la hora de obedecer. Una vez se precipito, como sucedió al aceptar tener un hijo con Agar, esclava propuesta por su esposa, y tuvo que atenerse a las consecuencias.

Ahora, partiendo de las consideraciones precedentes, sí cabe que buscar lecciones y aplicaciones espirituales que sin dudas las hay, muchas y grandes.

León

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