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Romanos 14:10 “Pero tú, ¿Por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿Por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.”
2ª Co 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”
Muchos expositores tildan de fantástica la idea de un <tribunal de Cristo> distinto del juicio general como parte de la última crisis, pero el rechazamiento del concepto nos envuelve en serias dificultades.
Los Apóstoles recalcan de tal forma la gloria y la seguridad del creyente <en Cristo>, y se destaca tan claramente la dulce esperanza de que el Señor ha de venir otra vez para tomarle a sí mismo -para que esté siempre con Él (Jn 14:3; 1ª Tes. 4:17, etc.)-, que viene a ser muy difícil concebir una ruptura de estas íntimas relaciones mediante la cual el salvo vuelva a hallarse entre los rebeldes delante del gran trono blanco (Apoc. 20:11-17).
Que el Maestro tenga que repasar las obras de sus siervos, determinando el premio y la esfera de servicio de cada uno antes de que pasen a la Nueva Creación es algo obligado, y eso mantiene plenamente el principio de juicio y de responsabilidad; pero los santos, unidos indisolublemente con Cristo en <lugares celestiales> , participantes de su vida, se vean entre los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, fornicarios, hechiceros, idólatras y mentirosos (Apoc. 21:8) para volver a saber lo que ya se ha determinado -que sus nombres están en el libro de la vida- es algo inconcebible para quien escribe.
Somos demasiado simplistas al meditar en el gran proceso de la crisis final. De lejos, una majestuosa cordillera parece tan sencilla como una muralla, pero cuando llegamos a ella y la exploramos apreciamos infinidad de accidentes geográficos y topográficos. De igual manera la crisis final puede describirse en términos generales como <la venida del Señor>, <el día del Señor>, <el gran juicio>, etc., que son exactos <desde lejos>, pero que admitirán una maravillosa variedad de facetas al volverse las páginas de los últimos propósitos de Dios.
Autor: Ernesto Trenchard. Tomado de su comentario a la Epístola a los Romanos, editorial Portavoz. Ver exposición al texto de Ro 14:10-12.